Madrid, pueblo a pueblo, con niños (III): San Martín de Valdeiglesias

1207
San Martín de Valdeiglesias Madrid

Continuamos nuestro recorrido por la Comunidad de Madrid y nos detenemos en una villa con gran encanto, que linda con la provincia de Ávila. Nuestro destino es San Martín de Valdeiglesias. Se trata de un municipio con gran notoriedad en la Edad Media, rico, con un destacado casco histórico con casas nobles que lucen en sus fachadas escudos y blasones de importantes familias de la época, con un castillo de cuento de hadas –el mejor conservado junto con el de Hoyo de Manzanares, importante producción vitivinícola, con la conocida como ‘playa de Madrid’ (el Pantano de San Juan) y mucho, mucho más. Os animamos a visitarla responsablemente y cuando se pueda (preferiblemente evitando los próximos días festivos).

Pasado medieval y su imponente castillo

A esta atractiva villa, a 73 kilómetros de la capital madrileña, se llega por la carretera de Los Pantanos. Su origen data del siglo XII cuando, por requerimiento de la Orden del Cister, se levantó una pequeña aldea. Dos siglos después, en 1434, el todopoderoso don Álvaro de Luna, valido del rey Juan II y padre de Enrique IV y de Isabel –posteriormente reina de Castilla conocida como Isabel la Católica-, la transformó y la convirtió en lugar de descanso de los nobles de la época. De ahí, las señoriales casas del casco urbano. Desde 1983 San Martín de Valdeiglesias es Bien de Interés Cultural. Pero antes hay que hacer referencia a la importancia su popular e impresionante fortaleza: el Castillo de Coracera.

castillo San Martín de Valdeiglesias

El mismo año que el condestable Álvaro de Luna tomó posesión de la villa mandó construir este castillo en el centro del municipio para convertirlo en su residencia. Hay constancia de que en él se alojó Isabel la Católica y también fue tomado por las tropas de Napoleón. Se trata de una fortaleza con torre de homenaje, un adarve ancho, elevaciones almenadas, blasones… Y dicen que contó hasta con cuatro torres defensivas. Está rehabilitado y abierto a las visitas y entrar en él es iniciar un interesante viaje al pasado.

Tras la ejecución de don Álvaro de Luna, el castillo pasó por distintos propietarios hasta que en 2003, el Ayuntamiento del municipio y José Fernando Cornejo Pablos llegaron a un acuerdo –mediante su respectiva propiedad del 50% del edificio- para convertirlo en Fundación Castillo de Coracera. En el recorrido abierto al público se puede recrear su historia a través de un sistema de información audiovisual; es decir, además de la visita, en sus paredes se proyectan imágenes sobre la fortaleza y su arquitectura. En la entrada está la Oficina de información turística. El horario de visita de los viernes es de 16:00 a 19:00, y el de sábados y domingos, de 11:00 a 20:00. Se pueden consultar otras fechas en el teléfono 670 64 03 13. El precio de la entrada para niños y pensionistas es de 3 euros y para adultos, de 4 euros. Más información en castillodelacoracera.com.

Rico patrimonio cultural, enoturismo y entorno natural

Aparte de la visita ‘obligada’ a la Iglesia de San Martín, la localidad cuenta con varias ermitas. Es un pueblo con gran actividad cultural, ya que, además del Teatro municipal (en la calle Fuente, 4), se puede concertar una cita previa (a través del teléfono 91 861 24 20) para asistir, de lunes a viernes y de 10:00 a 15:00, al centro cultural La Estación (Avenida del Ferrocarril, 14 B), que programa diversas actividades. Las propuestas, tanto del teatro como las del centro cultural, las podéis consultar en sanmartindevaldeiglesias.es.

Como otros municipios de la Comunidad de los que ya os hemos hecho referencia, en éste también se ha establecido una estrecha relación con el mundo del cine y las producciones para la pequeña pantalla. Fue escenario de la película Solo para sus ojos –del James Bond interpretado por Roger Moore- o de las series televisivas Águila Roja o Los hombres de Paco.

Su tradición vinícola viene del siglo XII –y sus vinos aparecen reseñados en los textos cervantinos-. Se trata de una de las cuatro zonas de D.O. Vinos de Madrid y sus campos de vides y bodegas están abiertas a las visitas. En las últimas se realizan catas y, aunque los peques no pueden ‘catar’, es importante que los chiquillos conozcan también la historia de esta cultura. Destacan los tintos elaborados con la varietal garnacha y los blancos de albillo real, la uva autóctona. También se visitan los viñedos, una actividad interesante. La mayoría de los recorridos son guiados. Por ejemplo, el de la Bodega Las Moradas de San Martín (teléfono: 660 23 74 56) o las de la Bodega Bernabeleva (teléfono: 91 509 10 09).

El bosque encantado
© Imagen El Bosque Encantado

Por otro lado, la riqueza natural del entorno es destacable. Entre piñoneros y madroños, se realizan varias actividades y rutas de senderismo, a caballo, trekking… Ya os hemos emplazado muchas veces a su Bosque encantado (no está de más recordarlo). El laberíntico jardín cuenta con 500 tipos diferentes de plantas y más de 300 esculturas vegetales en sus 30.000 metros cuadrados de pura naturaleza.

Y la ‘playa’ de los madrileños

El Pantano de San Juan fue la primera ‘playa’ madrileña en recibir la distinción de bandera azul. El pasado año la Fundación Europea de Educación Ambiental otorgó a la Playa de la Virgen Nueva, por tercera vez consecutiva, este galardón, debido a la calidad de sus aguas, servicios, seguridad y sostenibilidad. Y, aunque –hasta 2020- ha sido apta para el baño y cuenta con chiringuitos (está prohibido realizar fuego) y hasta club náutico, desde el pasado verano y actualmente el baño no está autorizado debido a las medidas frente a la COVID-19. Por tanto, en estos momentos, su bandera no ondea en el pantano.

Sí se puede pasear y tomar un bocadillo o tentempié, pero hay más recomendaciones para daros un pequeños homenaje (¡y muy suculento!) gastronómico.

… y su buena comida

Si algo tiene fama en el tapeo del municipio son las patatas revolconas, que, aunque de origen abulense, en San Martín de Valdeiglesias las podéis degustar en cualquiera de sus bares. Pero si preferís comer en un restaurante con terraza (o en interior) os recomendamos dos. Uno de ellos es Casa Pepe (en la Calle del Arquitecto Jaime Ruiz). Destacamos, como entrantes, sus huevos rotos con gulas y foie y la ensalada de salmón. Muy solicitado está su entrecot de ternera y su corvina a la plancha. Y, de postre, su saquito de queso y frutos rojos.

Muy valorado es el restaurante Siete Capillas-Hacienda La Coracera (calle Pilar, 11) y sus croquetas de jamón con mermelada de tomate o su tosta de foie de pato con boletus (otra de sus joyas gastronómicas). Y el cochinillo, la paletilla, el lomo alto de ternera, el steak tartar, la suprema de salmón… y su tarta fina de manzana con helado de canela (los postres son caseros y muy buenos). También cuentan con menús cerrados.

En fin, si conocéis nuestra propuesta, volved. Si no es así, lo tenéis que agendar San Martín de Valdeiglesias como destino imprescindible.