Madrid, pueblo a pueblo, con niños (VIII): Cadalso de los Vidrios

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cadalso de los vidrios Madrid

El nombre de este municipio, a poco menos de 80 kilómetros al suroeste de Madrid capital, es tan curioso como predecible. Es cierto que la palabra cadalso está relacionada con los patíbulos en los que, hace siglos, se ejecutaban las penas de muerte, pero su etimología –nada que ver con lo anterior- la designa como ‘lugar elevado’, lo que es. La segunda parte de su nombre, ‘de los vidrios’, ya habréis adivinado que se refiere a lo que, desde el siglo XII, fue su principal fuente de ingresos y orgullo, la industria de la cantería (elaboración de vidrio) y que se mantuvo hasta finales del siglo XVII, convirtiéndose en una de las más famosas no solo de nuestro país. Aclarado esto, hay que señalar la belleza del destino.

Cadalso de los Vidrios tiene una naturaleza que impresiona, de abundante vegetación, fauna y flora, y está incluido en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Se trata de un privilegiado punto de partida para realizar excursiones, con el agua de sus muchos arroyos por medio. Y en su casco urbano hay mucho que ver; tiene un destacado patrimonio histórico y una gastronomía reseñable. ¿Os apuntáis?

Su historia hacia el ascenso

Como en todo el territorio, los orígenes, dudosos o no documentados del todo, apuntan a asentamientos antiquísimos: celtiberos, romanos y árabes. Cadalso de los Vidrios no se incorporó a Madrid hasta 1833. De la época musulmana sí hay huellas que se mantienen. Por ejemplo, la Fuente de los Álamos (en la plaza del mismo nombre y en el centro urbano) es de origen árabe, una parte de manantial cubierto por una caseta-templete de piedra y con arcos en sus cuatro paredes. Cerca de ella hay restos de una necrópolis conocida como La Mezquita, que apunta a su construcción en el siglo X. Después, durante el reinado de Alfonso VI, se reconvirtió en iglesia cristiana. Hay que destacar también el Arco de la Ermita de Santa Ana, anterior a la llegada de los árabes y que actualmente es de uso particular.

En el siglo XV ya proliferaban hornos en los que se realizaba vidrio de calidad –gran parte de los objetos de cristal de la Real Botica del Monasterio de El Escorial proceden de esta localidad, al igual que algunos el Museo Británico de Londres-. Esta industria, y también la agricultura y la ganadería, atrajeron a más habitantes, debido al crecimiento económico. Los hornos se mantuvieron en activo hasta los primeros años del siglo XX, pero todavía se pueden ver algunos por la zona de los que se extrae granito. El Monumento al Cantero, levantado a principios de este siglo, rinde homenaje en el centro del pueblo (Avenida de la Consitución) a los trabajadores caldaseños que hicieron tan relevante esta industria.

Monumentos destacables y zonas de recreo y relax

La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es un referente del municipio. Se construyó en el siglo XV con parte de la muralla árabe. El interior es de estilo gótico y su portada es renacentista. Otro de sus edificios reseñables es el Palacio de Villena (siglo XVI), que mandó construir don Álvaro de Luna para su recreo y el de sus invitados. A su muerte pasó por varios propietarios y su aspecto actual es que rediseñó el último de ellos, el marqués de Villena y sus descendientes, aunque se mantiene la antigua fachada y una galería con mirador. Está reconocido como Bien de Interés Cultural.

Pero algo que os va a gustar a todos los miembros de la familia son sus jardines –abiertos al público, al descanso y a la recreación de la vista-. En ellos veréis algunos vestigios de la época romana y de la visigoda. Hoy es un parque municipal en el que podéis ver el antiguo estanque, recorriendo la galería que lo bordea, y también dos de los cenadores de palacio y los miradores. Está ubicado en la Plaza de la Fuente de los Álamos.

Casa de los Salvajes

La Casa de los Salvajes, que fue en realidad el Casón de los Austrias, de estilo renacentista y con una bella fachada. Está en la misma calle que el Ayuntamiento (Calle Real, 52) y en ella se encuentra la Oficina de Turismo del municipio (horario: de martes a domingo, de 10:30 a 13:30. Teléfono: 91 864 09 12). Allí os informarán de las diferentes rutas senderistas, casi todas accesibles –como la que conduce a la Fuente de la Peluquera- a los andarines de corta edad.

Pero de lo que vais a disfrutar sin duda si queréis realizar un picnic controlado y disponer de una zona para que los peques campen a sus anchas en plena naturaleza es del Área recreativa El Venero (M-401, cerca de la Peña de Cadalso). El paisaje granítico convive con los pinares y en él se encuentra uno de los manantiales más conocidos del lugar. También se puede visitar el Centro de Interpretación Natural El Venero. En la zona hay mesas, bancos y área infantil (se puede aparcar).

Paradas culinarias muy reconfortantes

Cadalso de los Vidrios cuenta con varias –y buenas- referencias gastronómicas, pero quizás la más valorada, tanto por su comida como por la atención, es el restaurante El Parador. Todos los que han pasado por allí ensalzan sus tapas y raciones caseras, abundantes y ricas (chopitos, langostinos enrollados acompañados de salsa de soja, cazuelitas con patatas, jamón y huevo, lacón a la gallega…). Tiene terraza y el servicio (familiar) es muy agradable. Está en la Carretera Rozas de Puerto Real, 2. Para comprobar horarios actuales y disponibilidad, el teléfono es 91 864 09 85.

En cualquiera de los bares y restaurantes del municipio encontraréis propuestas gastronómicas caseras, deliciosas y a buen precio (atención a los vegetales y carnes a la brasa). Esto sí, es conveniente que, antes de iniciar vuestro recorrido turístico por Cadalso de los Vidrios, os paséis a reservar, especialmente si es durante el fin de semana y en terraza.