¿Merece la pena ir a Micropolix?

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Micropolix niños ocio

¿Merece la pena ir a Micropolix? En primer lugar, y para responder a la pregunta que anuncia el titular, no tengo la menor duda de que crear una ciudad en miniatura para niños, en la que puedan interactuar como si fueran mayores, me parece una idea fantástica. Y esto le pareció a un montón de personas dado el éxito que tuvo –y creo que sigue teniendo- desde su creación.

Las instalaciones, su ubicación, las actividades, la seguridad y el ambiente que se vive, ¿qué tal es? Muy bueno, todo con una excelente nota. Lo cierto es que la mayoría de los niños disfrutan enormemente con esta experiencia.

Si todo es en apariencia favorable ¿podemos decir que es uno de los mejores espacios de ocio infantil que existe en España? Pues eso no, la verdad, y es un pena porque podría serlo. Antes de justificar mi opinión, desgranemos como es un día en esta ciudad infantil.

¿Qué es Micropolix?

Su propia web define Micropolix como “una ciudad para niños de entre 4 y 14 años. Un espacio a la medida de tus hijos donde a través de actividades y juegos se transmiten valores como el esfuerzo, la independencia y la educación vial. Los ciudadanos de Micropolix deberán aprender un oficio y trabajar para ganar sus Eurix, que podrán administrar y gastar como consideren en actividades de ocio”.

Micropolix es una ciudad que funciona gracias al trabajo que desempeñan los niños y niñas actuando como médicos, conductores, científicos, periodistas, arquitectos y demás profesionales. Hay actividades en las que hay tienen que trabajar para conseguir Eurix, y actividades en las que hay que pagar para formarse o disfrutar de ellas.

En los más de 30 módulos -zonas tematizadas- de Micropolix – entre los que se encuentra un plató de televisión, autoescuela, teatro, academia de policía, supermercado, ayuntamiento, banco y hospital- los niños podrán aprender una de las profesiones mencionadas, o realizar actividades de ocio. Cada actividad dura unos 15–20 minutos. Una vez finalizada, aparte de obtener un nuevo sello en el pasaporte, obtendrán su sueldo, que podrán gastar en actividades de ocio y formación.

micropolix ocio
Foto propia

El recinto cuenta con un sistema de seguridad perimetral y más de 100 cámaras de seguridad. Cada niño va identificado con una pulsera con la que se podrá localizar rápidamente al adulto responsable.

El problema es el aforo

Sigo pensando que está bien. ¿Cuál es entonces el problema? Sin ninguna duda el aforo. Desde su lanzamiento a finales del 2008 hasta ahora las críticas son siempre las mismas. Primero de todo, las colas de taquilla son muy largas. No es raro tener que esperar en torno a una hora. Lo segundo, y lo más importante, es que es imposible que todos los niños puedan disfrutar de todas las actividades que quieran. Y en las más interesantes –que todos desean- como la autoescuela, la torre de bomberos o el crucero, es difícil que haya plazas para todos. Pero además,  entre una actividad y otra los niños tienen que esperar más colas interminables (pueden ser de más de una hora).

Otra cosa es qué hacen los padres durante las cinco o seis horas que están los niños. Si son más mayorcitos pueden darse una vuelta por los comercios de los alrededores, pero si son más pequeños esto es imposible, ya que la Ludoteca para los ‘babys’ solo permite una estancia de 20 minutos. Las actividades que dicen que hay para padres son poco menos que ridículas. Y con respecto al precio, en lo que no voy a entrar porque entiendo que es un negocio y su mantenimiento es alto, solo critico que los padres tengan que pagar entre unos 9 a 15 euros según día de la semana por no hacer prácticamente nada.

Y aunque en mi experiencia, a pesar de todos los pesares, mi hija disfrutó, para mí fue absolutamente terrorífica. Más cuando apareció mi mujer con multitud de bolsas de compras realizadas en Factory, justo en frente de Micropolix.

Lo que decía al principio. Las quejas desde su inauguración son las mismas que ahora. Han pasado casi catorce años y apenas han realizado ajustes para paliar los defectos, a pesar de que la pandemia les obligo a permanecer cerrados casi 18 y hubiera sido una gran oportunidad de replantearse esta autodenominada «ciudad de los niños». Y es una pena que no los resuelvan, ya que si lo hiciesen, posiblemente tendrían el mejor centro de ocio para niños, no solo de la Comunidad de Madrid, sino de España entera.