Sanidad ‘hiere de muerte’ a las piscinas comunitarias

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piscinas comunitarias

La primavera está siendo muy dura para las familias. El confinamiento estricto durante semanas, los colegios cerrados y el teletrabajo o paro de los padres, crearon problemas entre los niños (estrés, ansiedad, terrores nocturnos, etc.) que se vieron atenuados tras la aplicación de diversas medidas de desescalada. Desde estas páginas defendimos que los niños deberían poder dar un paseo con las medidas de seguridad pertinentes, frente a los agoreros –incluidos supuestos expertos- que anunciaban que sería la debacle mundial. Nada más cierto de la realidad, y salvo ciertas excepciones, las familias se comportaron de forma ejemplar y no se produjo un rebote de infecciones, sino todo lo contrario. En una encuesta realizada por Que Hacer con los Niños dos tercios de los padres estaban a favor de los paseos y acertaron. No ha pasado nada y los niños son mucho más felices.

Llega el calor y no habrá piscinas comunitarias

Ya ha salido la normativa del Ministerio de Sanidad para el uso de las piscinas públicas y privadas y me temo que se ha hecho con mucha ligereza y sin pensar en las consecuencias. La primera de todas es que la mayoría de las piscinas comunitarias van a tener muy difícil poder abrirse este verano. Con las piscinas públicas será factible pero, eso sí, conseguir una entrada va a ser una auténtica odisea.

Recordemos las principales normas sanitarias impuestas por el Ministerio de Sanidad para su reapertura en la fase 2 . Aforo de un tercio, distancia mínima de dos metros entre personas, cita previa, precinto de toboganes, zona de juegos y deportivas, desinfección a la entrada del recinto, etc.

Las piscinas comunitarias no cuentan con personal para cumplir las normas

socorrista para piscinas

Como está haciendo este Gobierno desde el inicio de la pandemia, cada vez que promulga una orden ministerial mata moscas a cañonazos. No diferencia una piscina comunitaria de 20 viviendas de otra de 80, por ejemplo.

En Madrid existen en torno a 12.000 piscinas de comunidades de propietarios y urbanizaciones y la mayoría de éstas no disponen de ningún sistema de control del aforo. No hay personal responsable a cargo de la instalación que pueda controlar o limitar el acceso de los propietarios y, en los casos que disponen de socorrista, (obligatorio para las urbanizaciones de más de 30 viviendas) su competencia se limita al control del vaso de la piscina.

Pero claro, además está el problema de obtener cita previa para organizar los turnos. Para esto es necesario una persona y, al menos un teléfono. Pero esto no solucionaría el problema, ya que se generarían enormes problemas vecinales por la asignación de los turnos.

El aforo real será de menos de un tercio

Además, en las zonas fuera de la piscina habrá que tener una distancia de 2 metros entre personas y deberán estar señalados los espacios. Si a esto sumamos el espacio para los sitios de paso, es muy probable que se reduzca aún más de un tercio el aforo potencial.

Hay más normas relativas a la limpieza que probablemente harán necesario la contratación extra de otra persona extra.

Resumiendo. Para abrir la piscina comunitaria este verano será necesario la contratación de un socorrista, de una persona que controle los turnos y de personal de limpieza extra. A cambio, solo podrá ir menos de un tercio del aforo y los líos y rencillas que se crearán entre los vecinos dejarán en nada a los de la popular serie de televisión ‘La que se avecina’. Recordemos que cada uno de estos empleados puede suponer un gasto de entre 6.000 y 8.000 € por los tres meses de la temporada. Los socorristas ya han avisado que ellos no se pueden hacer responsables del control de los bañistas. Y me temo que aumentar los gastos comunitarios tampoco será muy bien recibido en estos tiempos.

piscinas públicas
Control de acceso a la piscinas

Da la impresión que este Gobierno ha vuelto a tomar medidas sin pensar en las consecuencias. Ya le pasó, y tuvo que rectificar en la aplicación de aforo de las terrazas. Con el inicialmente previsto de solo permitir un tercio de su aforo, los hosteleros dijeron que no les merecía la pena abrir, y al final el Gobierno tuvo que claudicar y aumentarlo al cincuenta por ciento.

En el caso de las piscinas comunitarias ya veremos si tiene que hacer lo mismo. Recordemos que este año irse de vacaciones va a ser complicado. La crisis económica que ha llegado a las familias o las restricciones impuestas para darse un baño en la playa, reducirán el clásico veraneo familiar.

Muchos tendrán que quedarse por obligación en casa y ni siquiera tendrán la oportunidad de llevar a los niños a la piscina comunitaria, en el caso de que se abra, todo lo que les gustaría (es decir todos los días).

Está claro que la protección contra el coronavirus es un asunto prioritario. Pero hay que tener en cuenta todas variables existentes. Lo primero de todo el sentido común de las familias, después las posibilidades de contagio que existen. Valorar que el cloro mata al virus, que el calor hace más difícil su propagación y que lo cierto es que cada vez hay menos contagios.

Si esta normativa tan restrictiva con las piscinas comunitarias no cambia, siempre nos quedará la ‘misión imposible’ de acudir a una pública. Advierto, siempre ganarán los madrugadores.