Todavía nos queda el circo clásico

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carpa circo raluy
@Felicià Sabater

¡Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo! Estas palabras siguen resonando en mis oídos y posiblemente son uno de los recuerdos más antiguos que tengo. No tenía mucho más de cinco años cuando mis padres me llevaron a ver, creo, el Circo Americano, y sin duda fue una de las vivencias que más me impactó en mi niñez.

Esa explosión de color, de sonidos, de actuaciones inverosímiles; de esos héroes enfrentándose a terribles fieras y de esas frágiles mujeres debajo o al lado de los enormes elefantes, de esos equilibristas imposibles o de los valientes trapecistas. Y además estaban los divertidísimos payasos que atenuaban la adrenalina que fluía a borbotones por mi joven cuerpo. Tal fue la impresión, que estuve semanas machacando a mis compañeros de cole con tal experiencia vivida.

Quiero un circo de verdad

Desde entonces he asistido en múltiples ocasiones al circo: de pequeño, de joven y ya de adulto. Lamentablemente –y a pesar de haber ido a otras variaciones del circo clásico que me han convencido muy poco– siento que cada vez es más difícil encontrar ese espíritu tan especial que transmite el mayor espectáculo del mundo. Y aún me parece que bautizar a un teatro con el mismo nombre que tenía el antológico Circo Price está más cerca del sacrilegio que de la evolución de los shows del entretenimiento.

No hace mucho me lo llegó a reconocer mi hija pequeña: «papá me ha gustado mucho más este circo que el que me llevaste el año pasado». No mencionaré que circo era, modesto de verdad, pero sí que increíblemente superó al formidable Circo du Soleil a los ojos de mi hija. Y por supuesto que la comprendo. Supongo que hay algo etéreo, algo auténtico e indescifrable que se transmite en las tiernas mentes de los niños por encima de cualquier técnica exquisita o grandioso montaje cercano a la excelencia. Jamás criticaré un espectáculo tan bello como el que ofrece la compañía canadiense, pero desde luego le falta ese espíritu que tiene el verdadero circo.

Todavía quedan a pesar de los ayuntamientos

En nuestro país tenemos ejemplos de lo que fue el circo en tiempos pasados, como sus dos estrellas conocidas por entonces en todo el mundo: Josep Andreu i Lasserre, de nombre artístico Charlie Rivel, un payaso español de los más famosos de la historia del circo, al que en 1971 Federico Fellini rindió homenaje en su película I Clowns. Igualmente contábamos con María Cristina del Pino Segura Gómez, de nombre artístico Pinito del Oro, una trapecista canaria a la que intentó contratar el gran productor norteamericano Cecil B. de Mille para una película sobre el circo, pero que ella rechazó. Sufrió tres caídas casi mortales, y en dos de ellas se rompió el cráneo.

Eran los tiempos de la épica y el reconocimiento. Ahora lo tienen más difícil estos artistas nómadas. Más en los tiempos que corren cuando la mayoría de los grandes ayuntamientos españoles han decretado ordenanzas en defensa –dudosa- de los animales, prohibiendo que se representen sus espectáculos cuando haya animales. Liderando estas ordenanzas en contradicción con la ley, como no, las alcaldesas de Madrid y Barcelona.

Aún así hemos seleccionado tres opciones de lo más cercano al circo clásico que existen en Madrid, Valencia y A Coruña.

Circo Raluy Legacy (Valencia)

Parte de la familia Raluy –se escindieron en dos circos hace unos años- representan su espectáculo en Valencia estas navidades y  enero, en su denominado Circo Raluy Legacy. Como su propio nombre indica, los herederos del legado –cuarta y quinta generación de los raluys– quieren preservar esa magia y tradición que recibieron de su bisabuelo.

«Aun así combinamos el atractivo del circo clásico con elementos innovadores», comenta una de sus artistas más importantes, la trapecista aérea Kerry Raluy, que reconoce que paradójicamente la famosa de la familia no es otra que Niedzeya, que fue finalista de Gran Hermano 16. Y aunque este circo tiene numerosos espectáculos entre los que destacan uno increíble de patinaje, otro de telas aéreas, sus payasos o magos, tiene a gala estar considerado como «uno de los museos ambulante más importantes de Europa, con sus más de 40 caravanas y camiones de principios de siglo pasado que permite al público transportarse directamente a la época dorada del mundo del circo», dice la bella Kerry.

Dónde: Valencia. La Marina de Valencia. Del 1 de diciembre al 28 de enero.
Precio: desde 12,90 euros (grada) con un 40 % de descuento si se compran 24 horas antes.

www.circoraluy.comcirco raluy interior

Gran Circo Mundial (Torrejón de Ardoz)

La grandísima novedad que tiene este circo no es otra que es uno de los pocos circos en España que todavía cuenta con espectáculos con animales. El gran domador americano Francesco Berosini se enfrentará a leones y tigres, pero además habrá espectáculos con elefantes y con caballos. En otra de las atracciones clásicas aparecerán los trapecistas brasileños Duo Engels y para los que quieran emociones fuertes los Motoristas en el Globo de la Muerte.

En el Gran Circo Mundial –que celebra su 40 Aniversario- sí que podemos encontrar todos los ingredientes del circo clásico. No falta nada, desde las actuaciones de los tres payasos de toda la vida, los equilibristas, magos, incluyendo algunos números más modernos como el hombre que domina el láser o el dúo que se cambia de ropa de décimas de segundo.

Dónde: Torrejón de Ardoz. Recinto ferial Parque del Ocio Torrejón de Ardoz del 1 al 10 de diciembre.

Precio: 20 euros butaca preferente. Ofrecen un bono del 50 % (10 euros) si se compran las entradas por la web.

www.grancircomundial.com

Gran Circo Holyday (Ferrol y A Coruña)

A pesar de que este circo ha sido últimamente premiado por sus espectáculos en toda Europa, su director, Ramón, echa de menos los tiempos en los que contaban con sus 180 animales. «Hombre, he sido domador de tigres durante 17 años, como no voy a echarlo de menos –nos cuenta-. Pero la situación actual nos obligó a tener que prescindir de ellos si queríamos tener posibilidad de instalarnos en muchos municipios españoles».circo holiday

Su espectáculo, que estará estas navidades en Ferrol y A Coruña, se ha modernizado en sus formas aunque según su director mantiene la esencia del circo auténtico. «Ahora se lleva un espectáculo más teatralizado. Por ejemplo nuestros acróbatas van disfrazados de Spiderman y de Wonderwoman y esto por supuesto, encanta a los niños».

Pero además tienen espectaculares números de malabarismo, equilibrios en monociclos altos, cintas, aros aéreos o el singular Hombre Eléctrico.

Ferrol (30 de noviembre al 10 de diciembre) en el Centro Comercial Parque Ferrol.

O Burgo (A Coruña) del 15 de diciembre al 14 de enero, en el Paseo Marítimo.

Precio: de 8 a 14 euros.
www.grancircoholiday.com

 

Chema Rodríguez