Torrevieja, tierra de guiris buenos

813
playa y paseo marítimo Torrevieja

Los españoles somos muy dados a crear una categoría a partir de una anécdota. Eso es especialmente aplicable a los millones de turistas que visitan cada año nuestras costas. Si mencionamos a los ingleses viene a nuestra mente la imagen de tipos (y tipas) borrachos, peleándose y haciendo balconing. Es cierto que en algunas zonas de Palma de Mallorca (Magaluf), en Benidorn o Lloret de Mar se suelen concentrar los más gamberros y problemáticos; pero también lo es que el resto del litoral está plagado de familias o parejas que no dan el mínimo problema y que, por el contrario, suelen ser amables, educados y que se dejan sus dineritos en nuestro país. No es cuestión de echar la culpa al mensajero, pero me gustaría ver a Telecinco haciendo un reportaje real de lo que hacen la mayoría de los guiris en su tiempo vacacional en España, en vez de los clásicos de jóvenes drogados y con quinientas copas de más. Supongo que me responderán con el clásico aforismo periodístico Good news, no news.

A lo nuestro. Recorro estos días la zona costera de Alicante. Santa Pola, Guardamar del Segura, Torrevieja y como base, Punta Prima. Si bien tengo que reconocer que no estoy pateando las zonas calientes nocturnas, solo observo paz, tranquilidad y buen rollito. Si buscamos alguna pega hay que reconocer que las playas están bastante saturadas de gente y cuesta hacerse un hueco. Por el contrario, tengo que admitir que pago sin problemas este peaje con la compensación de sus cálidas aguas de las que cuesta salir. Y aunque soy un auténtico enamorado de las costas de Málaga y Cádiz,  la verdad es que el agua –salvo esta última cuando sopla Levante- está verdaderamente fría. Para mí no hay comparación.

Playa de Guardamar del SeguraPlaya Guardamar del Segura

Quizás me pareció más maravillosa de lo que es (sí lo sé, muchísima gente) por los recuerdos que me evoca de mi adolescencia: primeros filtreos, jornadas leoninas en la arena, cines de verano, esquí acuático… Pero lo cierto es que la arena estaba blanquísima, sin piedras y, como decía antes, con una lámina de agua plana y con la temperatura perfecta para nadar hasta mejor que una piscina.

Escogimos al azar para comer uno de los chiringuitos que pueblan el paseo marítimo, El Bocaíto. Y aunque su fritura de pescado no se puede comparar con la que hacen en Málaga, nos ofrecieron una estupenda ensaladilla rusa y un magnífico arroz. Me pregunto qué pensarán los innumerables rusos que pueblan esta zona de que llamemos a esta ensalada por su gentilicio.

Una cosa que me ilusionó fue revivir el pasado mandando postales a amigos y familiares, como era obligatorio antiguamente cuando se iba de veraneo. A través del servicio postal Postby.me, inconfundible por sus pequeños buzones verdes que pueblan las tiendas de souvenirs de las zonas costeras españolas, por un euro y pico, postal incluida, puedes mandar tu recuerdo vacacional. En una época de Facebook, Whatsapp, donde todo llega al instante, estoy impaciente por oír los comentarios de quien reciba mis postales. Me cuentan que entre los extranjeros, especialmente los alemanes, está causando furor y cada día tiene mayor éxito.

Nautilus, un lujo en Punta Prima

Como no podía ser de otra forma cuando viajas en familia, la cena cerca de casita. En Punta Prima, al sur de Torrevieja, hay un restaurante llamado Nautilus, fundado en 1975, que ofrece el servicio completo en tres zonas diferenciadas. Cenas de picoteo y cervecitas en una zona, restaurante más formal en otra con una buena calidad de sus platos y, casi lo que más me gustó, una gigantesca terraza con sillones de teka y cojines blancos dando al mar para tomar los cócteles más sugerentes: desde ricos mojitos, piñas coladas, o el clásico combinado playero Sex on the Beach. Entre la concurrencia de Nautilus tiene mucho tirón el para mí un poco empalagoso Sweet Nautilus, el nombre lo dice todo.

restaurante Nautilius

Y aunque en la zona se está notando un retroceso de los turistas británicos, parece ser que el Brexit los está desanimando, según expertos inmobiliarios el turismo ruso está al alza. Si la colonia permanente está en torno a los 15.000, en verano suelen venir más de 300.000 personas de esta nacionalidad. Se nota en numerosos restaurantes que ya traducen al ruso las cartas y menús. Habrá que buscar uno.

Por cierto, en la terraza de Nautilus había un montón de ingleses y todos se comportaron perfectamente. El dueño seguro que encantado a tenor de las consumiciones que pidieron.

Chema Rodríguez