Cómo actuar ante su primer ‘amor’

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primer amor psicóloga y psicoanalista

Esa sensación que debilita y hace temblar las piernas, latir el corazón más rápido y sentir mariposas en el estómago es un claro aviso de lo que se conoce como el primer amor. Suele surgir en la preadolescencia, a partir de los 12 años. Pero antes de esa edad hay otro primer amor. Hace unos nueve o diez años me divertía preguntándole a mi sobrina Clara, hija de una de mis primas, que tendría entonces unos 5 años, si tenía novio. Lo hacía a espaldas de sus padres –siempre he sido un poco cotilla y, ya que no he podido ser madre, me encanta inmiscuirme en el fascinante mundo infantil y saber lo que los peques sienten-. Ella, Clara, muy resuelta me decía que sí, que tenía novio. Creo recordar que el primero se llamaba Hugo, pero a poco de iniciarse el curso siguiente el nombre del enamorado había cambiado; ya era Dani (o Pablo, no recuerdo, o ambos a la vez).

A los 4 o 5 años no están diferenciados los caracteres sexuales y el amor es el mismo hacia un niño que hacia una niña

Según la psicóloga y psicoanalista Blanca Munguía*, “este primer amor es un subrogado del amor materno; emulan a los padres, imitan a los mayores. Pero lo más significativo es que, a esa edad, los niños no suelen tener un novio o una novia sino varios. En ese momento de sus vidas no están diferenciados los caracteres sexuales y el amor es el mismo hacia un niño que hacia una niña; no existe el significado sexual. Se trata más de la admiración hacia un buen o una buena amiga, a los que dan el nombre de novios porque lo identifican con lo que ven en los mayores”.

Hay niños –como hizo mi sobrina- que lo cuentan abiertamente, y hasta de forma divertida, pero hay otros que sienten vergüenza. Por ese motivo, los progenitores deben actuar con naturalidad, escuchar a los peques que sí lo cuentan, no burlarse aduciendo que es una tontería ni preguntar constantemente, como hacía yo con la pequeña Clara.

Yo misma –como todos y todas- pasé por esa vivencia, que me hacía asomarme a las ventanas del pasillo del colegio, un poco antes de la salida, para ver pasar a un chico cargado de libros y con una bolsa de deporte, que vivía, como yo, muy cerca del cole. A veces, muchas, me cruzaba con él en la calle. Me costó algunas lagrimitas, porque él me veía pero no me miraba. No sé si ese fue mi primer amor. Creo que llegó unos años más tarde, cuando estudiaba 5º de Bachiller. En esa ocasión fue fuera del colegio –estudié en un centro en el que la educación no era mixta; claro que también me podía haber fascinado por una compañera de clase, pero no ocurrió así-. Él, aquel chico moreno, que me hizo más caso que el primero, se fue, se cambió de ciudad. Sentí pena o decepción; no lo identifique bien. Pasaron algo más de dos años hasta que llegó el que sí reconocí como primer enamoramiento, pero eso es otra historia. Lo que mi sobrina vivió y vive –hoy con 15 años les preocupa más a sus padres-, lo que nos ocurre de pequeños ante esos sentimientos es una bonita experiencia que no se olvida y que nos empieza a poner en el camino de la vida.primer amor roto

En el amor de la pubertad, más real, sí existe la decepción amorosa

En palabras de la psicoanalista, el amor que surge en la pubertad “es más singular, más concreto, más real. En él tiene lugar –al contrario que en el de los más pequeños- la decepción amorosa. Ya se han producido las identificaciones y hay elección de objeto. Y, por eso, aparece la decepción y el dolor cuando no se sienten correspondidos”.

“Siempre hay que actuar con el máximo respeto, sobre todo hay que respetar su privacidad. No se puede menospreciar y tampoco indagar mucho –señala Munguía-. Es muy importante ser respetuosos con la vida de los hijos en esta edad”. Las emociones juegan un importante papel en la vida. Hay que dejarlas fluir.

También hay que reconducir las primeras decepciones y ahí si es básico el papel de los padres. Pero, como con todo en la vida, siempre hay una primera vez. Y si hablamos de amor (con o sin comillas), el hecho de mostrar los sentimientos es fundamental, aunque el primer amor sea solo una imitación de la vida.

B.C.

*Blanca Munguía Benito ejerce como psicóloga y psicoanalista en Madrid (Telf. 617 99 84 87).