Cuándo deben los niños ponerse lentillas para controlar la miopía

1 de cada 5 niños españoles en edad escolar es miope

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La Organización Mundial de la Salud estima que para el 2050 la mitad de la población será miope, datos que le hacen calificar a la miopía como la pandemia silenciosa del siglo XXI. En nuestro país, se estima que 1,5 millones de niños son miopes, o lo que es lo mismo: 1 de cada 5 niños en edad escolar tiene miopía.

Es básico para la salud visual infantil prevenir la miopía, porque actualmente hay estudios científicos que demuestran que se puede ralentizar si se hace tiempo.

Para el Dr. Francisco Javier Hurtado, oftalmólogo pediátrico, Clínica Oftalmológica Rementería en Madrid «el principal problema es el ojo vago. Un ojo vago es un ojo que no ha aprendido a ver bien en la infancia (el periodo en el que se desarrolla la visión, hasta los 13 años de edad). Por ejemplo: si un niño de 4 años tiene un ojo perfecto pero el otro tiene 6 dioptrías, lo normal es que no se queje de nada porque ve muy bien con el ojo perfecto y el cerebro de prioridad a éste. En ese caso, el ojo perfecto ve un 100% y el otro 30%. Si no se trata cuanto antes, esa visión puede ser permanente y no tiene remedio después de los 13 años de edad«.

Cómo saber si el niño ve mal

Teniendo en cuenta que los niños muchas veces no se quejan, es tarea de los padres estar alerta de los primeros síntomas de una visión incorrecta de sus hijos. Elena García Rubio, óptico-optometrista del Instituto Nacional de Optometría en Madrid, nos da unas claves que harían conveniente llevarle a revisión. «Si se acerca en exceso los juguetes a la cara o si en el colegio se acerca en exceso al plano de trabajo, o ve la televisión demasiado cerca, la gira cuando ve la televisión o la pizarra, se cae con frecuencia o se golpea con obstáculos, es poco hábil con las manos, tiene mala coordinación ojo-mano u ojo-pie, entorna los ojos o guiña uno de ellos, se los frota con frecuencia. Le cuesta mantener la atención en actividades escolares, quiere cambiar de juego continuamente».

El doctor Hurtado nos da otras pistas de la existencia de un problema en la visión: «Cuando parpadea excesivamente. Acompaña la lectura con el dedo. Tiene orzuelos con frecuencia. Confunde las letras o las palabras. Invierte las letras o las palabras. Se cansa fácilmente y no mantiene la atención mientras lee. Le molesta la luz. Se acerca mucho al texto para leer o escribir. Mueve la cabeza cuando lee o escribe. Desvía un ojo hacia dentro o hacia fuera. No sigue los objetos o las caras a partir de los 6 años de edad. Cuando le hacen fotos, sale un ojo con reflejo rojo y el otro no. Siempre el mismo. Tiene una mancha blanca en uno de los ojos. Tiene dolores de cabeza asociados al esfuerzo visual mantenido».

A qué edad hay que llevarlos a revisión

«Es importante- nos comenta García Rubio, óptico-optometrista – conocer cómo está el sistema visual antes de que inicien la etapa escolar. Saber si los dos ojos ven igual o si hay un ojo vago o si el esfuerzo que hacen para enfocar es normal. La visión influye poderosamente en el proceso de aprendizaje y en el rendimiento escolar».

Por su parte el Dr. Hurtado, oftalmólogo pediátrico, opina que «la edad ideal son los 4 años porque son niños que ya pueden colaborar lo suficiente para decir letras o números«. Según el doctor, hay que acudir antes si se detectan algunos síntomas como los descritos anteriormente o bien si hay antecedentes de problema visuales en la familia: los dos padres miopes, familia con estrabismo o problemas visuales (enfermedades congénitas o hereditarias), otros hermanos con gafas o graduaciones altas.

Lentillas o gafas

lentillas o lentes de contacto o gafas

Las lentillas tienen evidentes ventajas sobre las gafas. Hoy en día una de ellas es que no se empañan con la mascarilla, pero además son mejores para jugar o hacer deporte y aumentan la autoestima de los niños. Todos hemos visto en nuestra infancia como se tilda a los niños con mala visión de ‘gafotas’ o ‘cuatro ojos’.

Los expertos como el doctor Hurtado resaltan que permiten una mejor calidad de la visión sobre todo cuando la graduación es alta, tanto en miopía como en hipermetropía, y que el médico se asegura de que el niño usa la graduación todo el tiempo que lleva puesta la lentilla.

Desde el punto de vista del optometrista o del oftalmólogo esto les da la seguridad de que el niño lleva siempre la corrección puesta, «ya que con frecuencia los niños hipermétropes sienten que ven igual con gafas que sin ellas y es complicado que entiendan a esas edades que es importante que lleven las gafas», destaca García Rubio.

Edad para llevar lentes de contacto

Nuestros expertos consultados coinciden que dependiendo de la madurez de los niños, entre los 6 y los 8 años ya pueden llevarlas. «En principio, todos los niños pueden llevar lentes de contacto aunque algunos que tienen conjuntivitis alérgicas o los ojos más sensibles de lo normal, es difícil ponérselas porque les molestan», señala el doctor Hurtado.

Lentillas que controlan la progresión de la miopía

Hasta no hace mucho, el tratamiento para la miopía era la prescripción de gafas o lentillas para corregir la visión a medida que las dioptrías crecían. Sin embargo, la investigación científica y la evolución tecnológica han permitido crear lentes de contacto que permiten limitar la progresión de la miopía.

“Estas lentes de contacto diarias tienen un diseño bifocal que se asemeja al de una diana en la que el centro de la lentilla está diseñado y graduado para ver de lejos, el siguiente anillo, para ver de cerca, el siguiente para ver de lejos… Eso provoca que los niños que las llevan vean bien porque la graduación en el centro es la correcta, pero a la vez provoca una especie de ‘borrosidad’ en unas zonas determinadas de la retina para engañar al ojo y que no crezca, no produzca más alargamiento del ojo y más miopía”, indica el doctor Hurtado. Así, además de corregir el desequilibrio visual, estas lentillas controlan la progresión de la miopía, actuando como una lente-tratamiento para el ojo.

Al ser lentes diarias, el menor solo se las coloca y quita una vez al día, evitando el excesivo contacto mano-ojo, la pérdida de la lente si esta fuese mensual o su rotura. Igualmente, las lentes de contacto facilitan la vida normal del niño, dado que les permite hacer deporte al aire libre o llevarlas puestas sin tener que sentirse diferente al resto de compañeros por usar gafas.

Controlar la evolución de las dioptrías en niños miopes es una cuestión de salud. Hace más de 30 años que se utilizan lentes de control de miopía en España, que sabíamos que hacían que las dioptrías subieran lentamente o en algunos casos incluso no subieran nada, pero no eran lentillas específicas para ese fin. Según la optometrista García Rubio » la ventaja es que actualmente las lentillas de control de miopía tienen estudios científicos detrás de su lanzamiento al mercado que certifican su eficacia tanto en el control del aumento de las dioptrías (59%) como en el control del aumento del crecimiento axial del ojo (52%). Y las certifican como lentes de contacto aptas para su uso en niños».

Actualmente, más de 4.000 familias pioneras de toda España confían en estas lentillas, que actúan como una suerte de tratamiento. Estas lentes de contacto son las únicas avaladas y reconocidas por el marcado CE europeo y el de la Agencia del Medicamento de Estados Unidos -FDA por sus siglas en inglés-.