¿Estamos tontos o qué? ¡Póntela, pónsela!

La incidencia del virus en los jóvenes de entre 10 y 19 años se ha multiplicado considerablemente

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mascarilla coronavirus

Hace algo ya de poco más de 30 años, una campaña publicitaria, a través de un spot en TVE, contra otra pandemia, la del SIDA-VIH, provocó un pollo de mucho cuidado en la sociedad española. Parecía mentira que en aquellos tiempos, ya modernos, se tuviera que ‘educar’ sobre la seguridad e higiene en las relaciones sexuales, principalmente de los jóvenes, e instruirlos en el uso del preservativo. Sobre todo, por las graves consecuencias que tenía su contagio, principalmente en ciertos colectivos, y que hemos ido padeciendo durante años y que aún no existe un remedio para su contagio, solo para su tratamiento.

Volvemos a ignorar la gravedad de la situación

Pero debe ser que el hombre, en general, siempre tropieza con la misma piedra dos veces. En aquellos tiempos, por desgracia, se asoció solo al colectivo homosexual como único y principal damnificado de esta mortal enfermedad que afecta al sistema inmunológico. Por ello, al principio, no se le dio la importancia que requería y, las advertencias previas, recordemos la campaña publicitaria promovida por el Ministerio en 1988, SiDA – NoDa, no tuvo calado en la sociedad, al reinar el pensamiento de «a mi no me afecta, soy heterosexual», u otros pensaban ‘¿que mi hija va a tener relaciones con un desconocido? ¿Y que lleva ella el condón en el bolso?’.

Parece ser que ahora está pasando de igual forma. Estos días, los noticiarios de los programas de televisión abren sus editoriales con nuevos casos y brotes de la enfermedad por coronavirus a lo largo y ancho de nuestra geografía. Si analizamos las últimas estadísticas de contagios, nos dicen que son los menores de 30 años los más afectados, sobre todo por la irresponsabilidad de no usar, al menos la mascarilla, tras analizar la procedencia de los brotes de contagio. Las primeras informaciones sobre la enfermedad de mediados de abril de este año apuntaban a las personas mayores como el colectivo que mayor riesgo de mortalidad tienen, ya que a los jóvenes, por su ‘mejores defensas’, no les afectaría. Esto apunta al inicio de una segunda oleada de la pandemia por la Covid-19.

Una irresponsabilidad que tenemos obligación de acotar

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Es importante concienciarse del uso de la mascarilla

La gran mayoría de la población ha acatado durante meses las medidas impuestas con mayor o menor acierto por parte de los gobernantes nacionales o autonómicos -de cualquier signo político-, y con mucho sacrificio. Tanto en el terreno social como en el económico.

La campaña publicitaria sobre VIH ¡Póntelo, pónselo!, donde el protagonismo del spot televisivo realizado en un colegio, tuvo un gran éxito. En el anuncio, el director del colegio entraba en un gimnasio en el que se encontraban varios alumnos, enseñaba un preservativo y preguntaba quién era su dueño. Los chavales se miraban entre ellos y finalmente uno se levantaba confesando que era suyo. Acto seguido lo hacía otro de los chicos. Y después una chica. Y así toda la clase.

Posiblemente tengamos que hacer algo similar con el tema de la mascarilla, pues las estadísticas indican que en esta fase de la ‘nueva realidad’, la incidencia del virus en los jóvenes de entre 10 y 19 años se ha multiplicado considerablemente. Con el problema de que además la pueden transmitir a su entorno familiar, afectando a colectivos más vulnerables. Ya se escuchan algunas voces de políticos solicitando campañas de concienciación hacia los jóvenes, a las que nos unimos, y añadimos como padres ¡Póntela, pónsela!

Y también hablan los abuelos

En este sentido, la Asociación de Abuelos y Abuelas de España (ABUESPA), a través de su presidente Francisco Muñoz, también se han pronunciado en una entrevista concedida a Europa Press, con motivo de la celebración del ‘Día de los Abuelos’ este pasado domingo: ‘Pedimos a los adolescentes que cumplan las normas “a raja tabla” (uso de mascarillas, higiene de manos, distancia interpersonal y reuniones de no más de diez personas), pero no solo por los abuelos, sino por todos‘. Y añade, ‘Les pedimos que tengan en consideración que nosotros, los abuelos, les hemos ayudado a llegar a lo que han llegado ahora, a los 16, a los 18, a los 20 años’, y ‘tienen que darse cuenta de que ahora la responsabilidad de cuidar a los abuelos es de ellos’.

Una difícil batalla tenemos por delante con la COVID-19

Al igual que el VIH, la COVID-19 es muy difícil de eliminar. El primero es un virus que, lejos de quedarse en la superficie de las células, se camufla con su ADN. Unas 37 millones de personas viven con VIH en el mundo, muchos, afortunadamente, manteniendo el sida lejos de sus vidas gracias a antirretrovirales. Es más, tras 30 años, es ahora cuando se habla de dos pacientes presentan signos claros de haberse librado del VIH por primera vez en la historia.

Si hablamos de la última pandemia del coronavirus, identificado como el virus COVID-19, una enfermedad infecciosa y de transmisión principalmente aérea, aún no conocemos una solución, ni tan siquiera un remedio efectivo para su tratamiento. Son muchos los que se han quedado por el camino, y otros, casi la mayor parte, se han recuperado. Lo único que sabemos es el hecho de ser positivo de anticuerpos de la enfermedad, no nos asegura la ‘salvación’ de no volver a padecerla.